lunes, 29 de marzo de 2010

Arica en la Liahona : "Había perdido las esperanzas"

Víctor Díaz
Arica

No sé como las personas se envuelven en un sentimiento un tanto egoísta al pensar que en esta hermosa vida no existe la esperanza de lograr nuestros más profundos anhelos de ser felices.

Me bauticé el 23 de abril de 1989, a los 42 años de edad y ya no pensaba en el matrimonio. Me enrolé en las clases de Instituto como alumno trabajador y fue en el curso "Logrando un Matrimonio Celestial" donde descubrí las enseñanzas que necesitaba.
Luego de haber orado, en la siguiente clase de Adultos Solteros Mayores vi una hermana que me llamó la atención. Su nombre era Noemí. Desde entonces mi corazón no fue el mismo. La maestra de la clase nos invitó a una velada en donde nos presentamos y, sin saber de dónde saqué fuerzas, le dije textualmente: Noemí, tu vas a ir al templo conmigo; te llevaré al templo.
Luego bailamos, jugamos y nos divertimos ese viernes. Durante el sábado sólo deseaba que fuera domingo para entrelazar lo que se había construido aquella noche.
El día domingo nos fuimos a nuestra clase y yo solo añoraba verla. Le di un papelito donde le pedía su correo electrónico y le preguntaba si podía cortejarla; las dos repuestas llegaron como una estrella fugaz en el lapso de una hora. En el pasillo la tomé de la mano y así fue que ya nunca más nos volvimos a separar. Un 23 de septiembre nos sellamos en el Templo de Santiago de Chile y desde aquel día las ventanas de los cielos se abrieron para nosotros dos. Sentíamos una mano poderosa que nos cobijaba y sabíamos que el Señor nunca olvida nuestras oraciones sinceras.

No hay comentarios: