lunes, 29 de marzo de 2010

Arica en la Liahona :"El templo me fortalece"

Cristian Mamani R.
Arica

En la Iglesia nos conocen como los hermanos Mamani. Vivimos con mi mamá y mi abuelita. Mi papá tenía un buen trabajo y nuestra situación económica era buena, pero desde que lo despidieron nuestra vida ha cambiado y nuestra mamá ahora tiene que trabajar como cajera.
Confiamos en Dios, no tenemos temor y entendemos que estas son pruebas que nos ayudan a ser más agradecidos con nuestro Padre Celestial y a reconocer Sus bendiciones al contestar muchas de nuestras oraciones familiares.Durante este tiempo mamá nos ha enseñado a servir en nuestro hogar y la importancia de una profesión; nos ha apoyado en todo lo que es bueno y nos enseña a amar, a servir a Dios y a ponerlo en primer lugar en nuestras vidas. A pesar de la ausencia de nuestro padre, Dios nos ha bendecido con un tío preocupado y líderes cariñosos que nos enseñan muchas cosas importantes para nuestra vida.Cada uno de nosotros ha logrado cumplir con el programa Mi Deber a Dios en cada uno de sus oficios y también con Seminario. Participamos activamente en cada una de las actividades de Hombres Jóvenes del barrio y de la estaca. Todas estas cosas nos ayudan a prepararnos para servir una misión. Este año decidimos participar en el coro de Navidad de nuestra estaca pues nos gusta la música. Miguel dice que, al cantar en el coro, se siente el Espíritu de Dios y las letras de los himnos vienen a su mente en momentos difíciles. Siempre, al regresar de los ensayos, nuestra alma está llena de gozo y no nos molesta tener que caminar muchas cuadras de regreso a casa.La música y el deporte ocupan gran parte de nuestro tiempo libre. Miguel, de 16 años, aprendió a tocar hermosamente el violín a los ocho años y ha acompañado coros en la Iglesia. Andrés, de 15 años, aprendió piano y violín pero su mayor talento está en la flauta traversa y este año va a hacer su primera presentación en público en un hogar de ancianos. Yo, Cristian, de 14 años, aprendí violín y piano y me gusta también la trompeta. Nuestro deporte favorito es el fútbol, formamos un gran equipo con los jóvenes de nuestra rama y, con el apoyo de nuestros líderes, siempre jugamos con otros barrios donde tenemos muy buenos amigos.La bendición más grande que hemos recibido y que nos ha ayudado en nuestra vida como jóvenes, es ir cada vez que podemos al templo. De muy pequeñitos comenzamos a ir al Templo de Santiago como delegación; solo podíamos mirarlo hasta los doce años. Nuestras primeras ordenanzas vicarias las realizamos en el Templo de Cochabamba. Andrés dice que son los momentos más maravillosos de la vida y que se siente cómo Dios escucha nuestras oraciones y Miguel siente una paz tan grande que puede percibir el amor del Salvador en su vida. El templo nos fortalece y allí podemos sentir que esta obra es verdadera. Este año fuimos tres veces al templo, lo que nos ha ayudado a tomar la firme decisión de servir a Dios en una misión de tiempo completo.

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